El estrés y los problemas
en la relación de pareja.




Los problemas y el estrés, con frecuencia van unidos en la relación de pareja, ya que uno provoca al otro, de manera indistinta, creando un círculo vicioso y una serie de emociones negativas que deterioran la relación y afectan la vida personal de cada uno de los miembros de dicha pareja.
Aprendamos a resolverlos para tener una mejor relación y una mejor calidad de vida.








Cómo resolver los problemas de pareja
y sanar las heridas.

El respeto y la aceptación:
los enemigos del conflicto.




“Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección”. Saint-Exupery, Antoine (Escritor francés).




Los problemas en la relación.



¿Conoces alguna pareja que nunca tenga problemas o estrés?

No existe.

Vivir en pareja, siempre causa estrés y conflictos importantes.
Lo importante es el efecto que tienen y la manera de manejarlos

Tenerles miedo o negarlos, los ayuda a crecer.
Necesitamos verlos y aceptarlos para solucionarlos.
Muchos pueden ser evitados y otros pueden ser resueltos.

Para evitarlos o resolverlos, necesitamos observar y analizar lo que sucede en nuestra relación.

Una relación es más que la unión de dos personas.
Es un intento de entretejer características, valores y expectativas, algunas similares y otras muy opuestas, para poder convivir y crecer juntos.

Las diferencias no son negativas.
Cuando las aceptamos, respetamos y aprendemos a manejarlas, nos enriquecen y fortalecen. Nos complementan y nos permiten apoyarnos y aprender de nuestra pareja.
La relación crece, se fortalece y vivimos mejor.

Cuando negamos y atacamos las diferencias, la relación se debilita o termina.
Nos causa enojo, dolor e infelicidad.

Las dificultades son inevitables, pero la solución existe.
Está en nuestras manos mejorar nuestra relación.
Podemos evitar que una crisis se convierta en el final de la relación.





Los problemas y sus causas.



La mayoría de los problemas de pareja, se originan por el mal manejo de los siguientes elementos:







Comunicación


Existen dos creencias básicas que crean conflictos en la pareja.

Si mi pareja me ama:

  1. Va a ser y actuar como yo quiero (porque eso es lo mejor para los dos).
  2. No vamos a tener problemas de comunicación (porque nuestro amor va a resolver todas las dificultades)


Estas creencias son erróneas, porque hay muchas cosas que hacemos y que lastiman a nuestra pareja o que provocan problemas y que no están relacionadas con la falta de amor.

Pueden estar provocadas por falta de habilidades, mitos y creencias equivocadas, problemas personales, etc.
Pero quién está convencido de estas creencias, ve las diferencias y los problemas como falta de amor.

Recuerda que cada persona viene de familias diferentes, con costumbres distintas, en donde un mismo gesto o conducta puede significar diferentes cosas.


Veamos el siguiente ejemplo:

Martha viene de una familia en donde se considera que la mujer tiene los mismos derechos que el hombre.
Le enseñaron a luchar por lo que quiere.
Aprendió de sus padres que cuando la mujer no está de acuerdo con su pareja, no tiene que aceptar sus deseos.
Lo hablan, lo negocian y si es necesario lo discuten.


En la familia de Enrique, el papá es el que decide todo.
La mamá siempre acepta sus decisiones.
El es una persona autoritaria y ella sumisa.
Enrique ha visto esto toda su vida y cree que es lo normal.


Enrique y Martha se van a casar.

¿Qué crees que espera Enrique de su mujer?
Y ¿cómo crees que va a actuar Martha ante la conducta y expectativas de su pareja?

La conducta de uno va a ser mal interpretada por el otro, provocando molestia o enojo en los dos.

Por mucho que se quieran, si no hablan sobre lo que cada uno espera del otro, si no tratan de entender y aceptar sus diferencias y establecer nuevas "reglas" para ellos, el matrimonio no va a funcionar.
Y no tiene nada que ver con el amor.

Esta misma situación se da entre amigos, socios que comparten un interés común o cualquier relación cercana.

El problema básico, como pareja, es la falta de comunicación.

En lo personal, cada uno tiene que tomar consciencia de su forma de pensar, de sus sentimientos, la forma de expresarlos, sus expectativas, creencias personales, etc.
Tiene que reconocerlos y responsabilizarse de ellos, para no culpar a la pareja de aspectos personales.

Pero en cuanto a las expectativas de la relación y las molestias provocadas por dicha relación o por la conducta de la pareja, la única forma de resolverlas, es hablándolo.

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Límites


La relación de pareja es una relación de dos.
Hay aspectos que no se comparten con nadie más.
En algunas ocasiones, compartimos una parte de esa relación con ciertas personas: amigos, hijos o familiares.

Para que cualquier relación funcione es importante que existan límites claros.


¿Tienes definido hasta donde, cuando y quienes pueden intervenir en tu relación?
¿Lo has hablado con tu pareja o cada uno de ustedes da por hecho que el otro piensa igual?

¿Hablas con tu pareja sobre lo que se permite entre ustedes y lo que no se acepta?
¿Lo que comparten con los demás y lo que sólo es entre ustedes dos?
¿Tienes claro cuanto tiempo es sólo para tu pareja y cuanto es para los demás o para otras actividades, incluyendo a los hijos y al trabajo?


Una relación de pareja está compuesta por dos personas y son esas dos personas quienes deciden qué límites poner, cuando hacerlo y con quién.

Los límites favorecen el respeto y la unión entre los miembros de la pareja. No los descuides.

Si no ponen límites claros, por no lastimar a la familia o amigos, están dañando la relación de pareja.
Cuando no hay límites, la intimidad se afecta y se crea un gran resentimiento hacia la pareja o hacia los demás.


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Intimidad


La intimidad se refiere a una relación basada en el apoyo físico y emocional, la confianza y la libertad que comparten dos personas y que da como resultado una conexión especial.

Es lo que nos permite compartir nuestros pensamientos, sentimientos, sueños, etc., sin temor a que la otra persona utilice esa información para causarnos dolor o malestar.

Mientras mayor la intimidad y el espeta, mayor probabilidad de unión y bienestar en la pareja.

¿Qué tan cerca, física y emocionalmente te sientes de tu pareja?
¿Te gusta estar con ella, ustedes solos o lo evitas, buscando siempre la compañía de otras personas?
¿Cómo te sientes cuando están ustedes dos solos?

Es normal que la distancia entre las parejas varíe.
La intimidad aumenta y disminuye, de acuerdo a las diferentes situaciones por las que atraviesa la relación.

Los cambios personales también hacen que la distancia se modifique constantemente.
A veces es mayor, a veces menor.
Esto es normal.


¿Pero qué sucede cuando preferimos estar siempre rodeados de otras personas?
¿Cuándo nos sentimos incómodos o molestos si sólo estamos nosotros dos?

Cuando esto se da, es el momento de prestar atención.
Algo está sucediendo en nuestra relación.


¿Te sientes cómodo y seguro cuando compartes con tu pareja tu mundo personal?
¿Tus pensamientos, sentimientos, valores personales, defectos y temores?
¿Sabes que van a ser escuchados y respetados, aunque piensen de manera diferente?

Recuerda que cada persona tiene un concepto distinto de intimidad y que no todos tenemos las mismas necesidades.
Hay quien disfruta o necesita de mucha intimidad y hay quién, por diferentes motivos, le tiene miedo, se angustia ante ella o necesita de un mayor espacio personal.
Cuando nunca hay distancia, se crea dependencia.
Cuando la distancia es excesiva, cada uno acaba haciendo su vida por separado.


La intimidad puede perderse por:

  • Falta de respeto.
  • Mal manejo de las emociones. Las propias y las de la pareja.
  • La rutina.
  • Los problemas.
  • La falta de límites.
  • Revisa tu relación de pareja.

¿Hay confianza y respeto en ambos?
¿Les gusta estar juntos?
¿Se apoyan mutuamente?
¿Se dan libertad personal, física y emocional?

Observa tu relación y platícalo con tu pareja.

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Poder


Uno de los aspectos más destructivos en una relación de pareja es el manejo inadecuado del poder.
Es la lucha por ver quién manda y quien obedece, quien decide y quién acepta.

¿Cómo toman ustedes las decisiones?
¿Analizan lo que sucede y ambos dan sus puntos de vista y expresan sus deseos?
O quizás ¿se han dividido y uno decide sobre el dinero y otro sobre los hijos, pero con la libertad de que ambos puedan opinar?

Cualquier aspecto relacionado con la pareja, puede causar conflictos de poder:

  • la educación de los hijos,
  • el dinero,
  • la sexualidad,
  • el manejo del tiempo libre,
  • los amigos,
  • la familia política,
  • la decoración de la casa,
  • la dependencia e independencia de cada uno de los miembros de la pareja,
  • etc.,

y cualquiera puede ser usado, como arma para lastimar o vencer al otro.

La necesidad de ser el fuerte y poderosa en la relación tiene que ver con la educación recibida y con problemas de autoestima.
Lo mismo sucede con una actitud muy sumisa y extremadamente tolerante.

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Dinero


El dinero puede causar problemas por diferentes motivos.

¿Quién lo gana y cómo lo manejan?
¿De quién es el dinero?
¿Quién decide cuanto se va a gastar y en que cosas?
¿Qué hacen cuando no alcanza?

El dinero se utiliza como elemento de poder.
Para establecer quién domina la relación, ya que es un elemento necesario para cubrir las necesidades y muchas de las actividades de la pareja y de la familia.

También puede ser utilizado para desquitar el coraje o "vengarse" de la pareja.

Generalmente las parejas discuten por problemas de dinero, pero no hablan sobre las causas personales o de la relación, que se reflejan en los conflictos económicos.

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Sexualidad


Muchos de los problemas sexuales surgen como resultado de:

  • una mala comunicación,
  • se usa la sexualidad para dominar o para desquitarse,
  • información o creencias equivocadas,
  • problemas personales, que se manifiestan en la conducta sexual.

¿Disfrutas de la sexualidad con tu pareja?
¿Si algo te molesta o te preocupa, pueden hablarlo con comodidad?
¿Pueden separar la sexualidad de los problemas en otras áreas de la relación?

No permitas que otras situaciones o sentimientos negativos interfieran en el área de la sexualidad.
Dale el tiempo y atención necesaria.

Si necesitan ayuda busquen a un profesional.
No busquen concejos o información de personas que no son expertos en sexualidad.
Ya que es un tema lleno de información equivocada y de muchos mitos.

No dejen que el problema crezca, porque puede afectar otras áreas de la relación.






¿Qué puedes hacer?

¿Puedes determinar el motivo de tus principales conflictos de pareja?
Recuerda que el malestar, insatisfacción o enojo, puede repercutir en todas las áreas, independientemente de donde se originó.

Respeta las diferencias.

No olvides que tu pareja es distinta a ti.
Tiene sus propias características.
Aprendió y tuvo experiencias diferentes.
En lugar de tratar de que tu pareja sea como tú, enriquézcanse mutuamente.

Establece con tu pareja las diferentes áreas o motivos de conflicto y busquen la opción más adecuada.

Si hay varios puntos, escojan uno importante, pero no el principal, ni el más difícil de resolver.

Empiecen poco a poco.
Dense el tiempo necesario.
No se pongan expectativas demasiado altas.
Pero no esperen tampoco a estar de mejor humor o a sentirse mejor, porque no lo van a hacer.


Comenta con tu pareja lo que te gusta de ella.
Esto es algo que casi nunca hacemos.

Nunca la critiques, te burles o ataques delante de los demás.


Analiza si los problemas se deben a un exceso o a la falta de límites.

Pregúntate ¿qué está sucediendo? ¿Por qué les cuesta trabajo manejarlos?

¿Que les preocupa?
¿Qué creen que pueda pasar si agregan o quitan ciertos límites?
No permitan que sus hijos, padres, amigos o actividades interfieran entre ustedes dos.

Recuerda que el problema no son los límites, es la manera de decidirlos y establecerlos.

Empiecen por establecer límites en situaciones poco conflictivas, en los que puedan ustedes mantenerse firmes.
Vayan poco a poco.

Quizás al principio la gente no los acepte o se moleste.
Pero si los manejan ustedes suavemente, sin enojo o agresión, la gente poco a poco se acostumbra.

Busquen momentos y actividades para compartir.
No esperen a que se den solos.
A veces, en un principio, es importante "forzarnos un poco" hasta que se establezca un nuevo hábito.


Revisa, si es importante fomentar la intimidad con tu pareja.
¿Están alejados emocionalmente?
Busquen la causa y vean si es reciente o es de mucho tiempo.

La distancia, malestar, enojo o indiferencia, pueden ser reflejo de un problema entre ustedes dos o pueden ser el resultado de algo personal.

En cualquiera de los dos casos, platícalo con tu pareja.
El silencio agrava los problemas porque se presta a interpretaciones equivocadas.

Analicen que está sucediendo como pareja y en cada uno de ustedes.
Traten de ser muy honestos y no utilicen esa información para atacar o culparse mutuamente.
Si no están acostumbrados a compartir su vida íntima y personal, háganlo muy poco a poco.

No es fácil "abrirse" y dar, pero tampoco lo es recibir, cuando no se está acostumbrado o no se sabe hacerlo.


Trátense con amabilidad y respeto.
Imagínate que estás con tu mejor amigo.
Dedícale a tu pareja el tiempo y atención que le dedicarías a ese amigo (a).
Acaríciense, tóquense, abrácense.
Ríanse juntos.
No uno del otro.

Consulta las reglas de comunicación, para aclarar los problemas y no dejarlos crecer.


Analiza tu postura respecto al manejo del poder.
Si siempre quieres ser el que manda ¿a qué crees que se debe?
¿Por qué esa necesidad de demostrar tu fuerza?
¿Donde lo aprendiste o por que necesitas hacerlo para sentirte bien?

¿Has pensado en el resentimiento que esto crea?

Si siempre cedes, revisa tus sentimientos y pensamientos, para ver que está sucediendo.
¿No permitas que tu autoestima se deteriore o que acumules un gran resentimiento.

Pero no caigas en el otro extremo: la agresión.

Ambas posturas hablan de inseguridad o problemas de autoestima.
Aunque aparentemente la gente que siempre quiere mandar da la apariencia de fortaleza y seguridad.

Aprender a pedir lo que se deseo y a expresar nuestras molestias adecuadamente, puede llevar un tiempo.
Necesitamos información y práctica.

Además ambas situaciones les enseñan a los hijos a relacionarse de manera equivocada.


¿El dinero es causa de conflicto abierto o encubierto, entre ustedes?
Nuevamente la mejor solución es hablar.
"Abrir" los conflictos y malestares que el manejo del dinero genera.

Observa tu propia postura y piensa si estás a gusto tal y como están las cosas.

Acepta que el manejo del dinero es de los dos.
Pero también la generación de éste, puede ser responsabilidad de ambos.

¿Qué significa el dinero para cada uno de ustedes?
¿Les da seguridad?
¿Los hace sentir fuertes?
¿Les da poder?

Pregúntense si esos sentimientos valen la pena cuando provocan el deterioro de la relación.


Si no estas satisfecho con tus relaciones sexuales, analiza qué está sucediendo.

Revisa tu actitud, pensamientos y comportamiento ante tu pareja y ante la sexualidad.

Debido a nuestra educación (o falta de educación sexual), la sexualidad está llena de mitos, tabúes e inhibiciones.
Y es una de las áreas más difíciles de hablar con respeto, tolerancia y comprensión.

Es importante separar cuál es la responsabilidad de cada uno.

Si no están acostumbrados a hablarlo, vayan muy poco a poco, siguiendo la guía para una mejor comunicación.

Traten de ser muy honestos, para hacer la diferencia entre los problemas de pareja y la insatisfacción personal, reflejada en la relación.
Resuelvan juntos los problemas.

Habla con tu pareja y "habla contigo mismo", para entender mejor lo que sucede y los sentimientos que están interfiriendo en la relación.

Recuerden que si dañamos a nuestra pareja, deterioramos la relación y nosotros somos parte de esa relación. De alguna manera repercute en nuestro bienestar emocional y físico, aunque no nos demos cuenta de ello.



Lic. Silvia Russek.
Lic. en Psicología Clínica.
Especialidad en Terapia de Pareja.
Especialidad en Terapia Cognitiva.
Terapia por Internet. por videoconferencia.
Citas:
e-mail: [email protected]



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Recuerda:

El camino al éxito, está formado por información, acción y perseverancia.
Cada paso, por pequeño que sea, te acerca a la meta.

Tú puedes lograrlo.

Silvia Russek.




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